Este era el panorama: calor, piscina, una playa maravillosa cerca... sólo que nunca llegué a salir de su departamento!
¿Por qué? Porque ella y yo descubrimos los Mampato, unas revistas empastadas que habían sido de sus hermanos mayores. Me pasé dos semanas leyendo las aventuras de Ogú y el pelirrojo Mampato, hipnotizada, y llegué blanca como una hoja de regreso de vacaciones. Feliz.
Años más tarde, en una feria de libros usados, mi papá tuvo la suerte de encontrar unos 8 tomos empastados de los mismos Mampato, y nos los compró, a mi hermana y a mí (gracias, papá!).
Hace unos 2 años, mis hijas los heredaron.
La reacción fue la misma: la mayor casi aprendió a leer con ellos, y la menor se pasa horas mirándolos y pidiéndole a su hermana que se los lea.
Todos los niños, sin importar la edad o el paso del tiempo, caen hipnotizados con la magia de Mampato y se ríen a carcajadas de Ogú (y de ello, puedo dar fe!).
Su autor Themo Lobos fue un genio y un gran, gran aporte a este país, aunque su reconocimiento seguramente llegará demasiado tarde.
Hoy ha partido y estoy segura que esta noche lo llorarán varias generaciones de chilenos.
Ojalá que, ahora que llega el tiempo de las retrospectivas, su obra trascienda las a veces demasiado estrechas fronteras de Chile.
Nota al cierre: voy a estar un par de días desconectada, por actividades de trabajo, viajes y una merecida celebración de aniversario! Nos vemos a la vuelta! Hasta el domingo!
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