Allí trabajó como profesora, como escritora e ilustradora del periódico local, y como curadora del museo.
Tuvo 2 hijos y, hasta su muerte, ilustró en acuarela todo lo que veía a su alrededor: un universo que es, a la vez, fantástico, pero cotidiano y lleno de vida, familiar y querido.
Les pido disculpas por la calidad de las imágenes que posteo (¡ya sé que están muy pequeñas!), pero lamentablemente no he podido encontrar nada mejor en la red.
¡Cuánto me gustaría poder tener en las manos uno de sus libros o mirar un original!
Se lo dejo encargado a los amigos de Alaska, si nos visitan, o a alguno que tenga la amabilidad de escanear algún tesoro de infancia y compartirlo!
Maravillosas ilustraciones y maravilloso lugar.
ResponderEliminarParece que Rie Muñoz nos invita, con su experiencia de vida, a quedarnos, si no para siempre, al menos durante un tiempo en el lugar que nos enamora.