Emilio Urberuaga (España, 1954), Premio Nacional, comenzó su trayectoria como ilustrador en el año 1982. Para los niños es españoles es ante todo, el ilustrador de Manolito Gafotas, un personaje muy conocido y querido por ellos, ideado por la escritora Elvira Lindo.
He encontrado una excelente entrevista que le hicieron en Chile, pero como es larga (aquí está completa) me he tomado la libertad de escoger algunos fragmentos:
"Emilio es un gran conversador y escucharlo es un agrado. Conoce como pocos el oficio y ha visto los cambios que éste ha experimentado durante los últimos treinta años.
Llevas mucho tiempo en el oficio ¿crees que ha cambiado mucho?
No, creo que no ha cambiado tanto. Hay excepciones, claro y creo que hoy la mente puede estar un poco más abierta para recibir determinado tipo de imágenes que hace 20 años no habrían sido bien recibidas o no habrían sido entendidas. Pero por otro lado, te das cuenta que los maestros siguen vigentes, ejemplos puedo darte muchos: Kveta Pacovska, Quentin Blake, Eric Carle, Maurice Sendak, David McKee.
¿Cómo ves la relación texto ilustración?
Para mí la fidelidad al texto es fundamental. He escuchado a ilustradores decir textualmente que el texto les importa tres pepinos porque ellos lo que harán será ilustrarlo. Para mí no funciona así, hay alguien que tuvo una idea, la ha puesto en palabras y tu compromiso no sólo con el autor, sino también con el editor, es trabajar con un gran respeto por esa idea inicial y hacerlo lo mejor posible, claro.
¿Qué le recomendarías a un ilustrador que comienza?
Que observe, que mire, que cuando esté sentado en el bar con los amigos deje dos minutos, 120 segundos para mirar el movimiento de un pájarillo que está por ahí cerca: qué hace, hacia dónde va. A veces te encuentras con esos benditos personajes que se te cruzan por la calle de la ciudad, que parece que fueran extras de una película, esa gloriosa señora con el gorro rosa, con el bastón y ese pelo…además lleva un cigarrillo ¿te das cuenta de la maravilla que es eso? Hay que fijarse mucho, es que no hay más consejo que ese.
Alguna vez dijiste que para ilustrar no es necesario saber dibujar.
Y lo creo. Tienes como ejemplo Un Libro, de Hervé Tullet, o Pequeño Azul, Pequeño Amarillo de Leo Lionni, una historia ilustrada que a mí me parece soberbia.
Vuelvo a lo anterior lo importante es mirar. Si dibujas una silla, dibuja una silla que conozcas, intenta aproximarte a la realidad para luego, obviamente, desvirtuarla.
Yo no soy de dar consejos, Dios me libre, pero si alguien está comenzando le diría también que si algo le sale bien a la primera lo rompa, esa renuncia ha sido uno de mis principales aprendizajes. Porque si no eres capaz de volver a eso con la misma intensidad, con la misma soltura, si no puedes mantener ese ritmo, mejor será que hagas un libro modesto pero que todo responda a una lógica y a un mismo ritmo."
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