El otro día una ilustradora me preguntó qué tipo de trabajo hacía.
Me tomó por sorpresa, debo confesar, y lo único que atiné a contestar es que lo mío no era poético, si no que me atraía el humor.
- Ah -dijo ella- ¿Haces caricatura?
Esa pregunta hizo que más tarde me quedara pensando en el humor que me gusta en la ilustración; en
Sempé, y
Quentin Blake, en
Serge Bloch y tantísimos otros, que no hacen caricatura (con todo lo que también me gusta, debo agregar!), si no humor, puro y duro, tierno, ingenioso, mordaz a veces, y muy cándido, otras.
Así que hoy voy a hablarles de
Albertine (Suiza, 1967), porque hablar de su trabajo es hablar de humor y, sobre todo, de buenas ideas, contadas magníficamente, de una manera creativa y lúdica.
O, como dice el dossier que la IBBY suiza preparó cuando la artista fue postulada para los Premios Andersen 2014:
"Cuando se le pregunta por su trabajo, Albertine inmediatamente se refiere al mundo del juego; un juego serio, agrega ella. Le gusta decir que demasiado frecuentemente olvidamos la extrema importancia que tiene el juego para entender el mundo".
Albertine lleva 20 años ilustrando profesionalmente, y junto a su esposo, el escritor Germano Zullo, ha publicado casi 30 obras, en las que nunca ha dejado de buscar nuevas maneras de expresarse.
Una artista que te pinta una sonrisa en la boca.