A los antiguos amigos: era justo y necesario, mi búsqueda por llegar a convertirme en una buena ilustradora estaba invadiendo y dejando sin aire al blog de mi familia (y se estaba transformando en un monólogo).
A los que se incorporan: contarles que los libros de niños han sido algo que, de alguna u otra manera, he intentado hacer, desde siempre.
Cuando era niña inventaba colecciones completas.
Luego crecí, estudié diseño gráfico y lo dejé.
No sé por qué lo dejé tantos años.
Pero un día, al ver dibujar a mis dos hijas -mis verdaderas maestras-, sentí que debía volver.
Y me da miedo: porque ya no soy tan joven y me queda tanto por aprender.
Porque soy conciente de que hay tantos ilustradores buenos.
Y porque no es fácil ilustrar entremedio de dos niñas que juegan, dos gatos, dos perros, un huerto que espera y trabajo pendiente.
¿Me esperan canas verdes?
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