Nuestro antiguos vecinos ilustradores Bárbara Perdiguera y Darío Adanti tienen la culpa!
De ellos escuché por primera vez el nombre de J. Otto Seibold.
Ellos tenían sus libros y lo seguían, admirando ese impecable pero particular dibujo vectorial.
Más tarde, caí rendida, también, y encargué un par de libros por internet.
Hasta hoy, me gusta en especial, ese toque un poco japonés que tiene J. Otto Seibold, pero que a la vez es desenfadado e irreverente, como el de Mariscal.
Y esa escondida ternura: irresistible!
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