Miedo del miedo que da

Es curioso cómo algunas veces varios acontecimientos de la vida se sincronizan, se juntan, como queriendo decirnos: "esto no es una coincidencia".

Vino una muy querida amiga a verme, la semana pasada y estuvimos hablando.
Ella me contó que una de las causas que la tienen deprimida es que no se siente capaz de realizar un trabajo para el que yo, que la he conozco desde la guardería, sé que ella ha nacido.

Yo le conté, por mi parte, que vi una convocatoria para que ilustradores principiantes mostraran su portafolio a ilustradores reconocidos y recibieran sus críticas, pensé en participar, y no lo hice: tuve miedo.
Dudé, y mientras lo hacía, se acabaron los cupos.


El miedo es algo muy profundo, arraigado y poderoso, en nosotros, los humanos.
Estaba reflexionando sobre esto, estos días, pensando cómo poner en palabras algo sin que sonara a autocompasión, y de pronto, me llega, por otra amiga, un poema de R. Steiner.

Es largo, así que sólo tomaré un extracto.
Dice:

"Me niego a someterme al miedo

que me despoja de la alegría de mi libertad,

que no me deja correr ningún riesgo (...)

Por miedo a cometer errores,

no quiero tornarme inactivo.

No quiero huir hacia lo viejo, lo inaceptable

por temor a no sentirme seguro frente a lo nuevo.

Por convicción y amor,

quiero hacer lo que hago

y dejar de hacer lo que dejo de hacer.

Quiero arrancar el dominio al miedo

y dárselo al amor.

Y quiero creer en el reino

que existe en mí."

Amiga querida, amigos que me leen y que alguna vez, como yo, han perdido oportunidades preciosas e irrepetibles por no sentirse a la altura, por sentir que debían probar algo o debían saber algo que no están seguros saber: enterremos el miedo.

Rescatemos la alegría de simplemente hacer, tal y como lo hacíamos de niños.

Escribamos ese libro, cambiemos de profesión, participemos en ese concurso, tirémonos al río.

Que la vida es breve y maravillosa.

Pedro Guerra y Lenine / Miedo