La práctica hace al maestro

Por razones puramente gástricas, esta semana he tenido que dejar el café.
Créanme: no es lo mismo despertar y tomarse una infusión de manzanilla que despertar y tomarse un buen expreso, no. 
Voy más lenta y errática que el caballo del malo, así que ténganme un poco de paciencia, por favor!

Al grano: como a todos los que estamos empezando, a veces me asalta la inseguridad.
Me hago preguntas.

¿Llegaré a ser tan buena como mis ilustradores favoritos?
¿Tengo un estilo propio?
¿Estaré progresando?

En esos minutos, busco un par de mis libros favoritos.
¡Cuando los miro, el alma me entra otra vez al cuerpo: qué claro se ve en ellos que la práctica hace al maestro!

Se los comparto:

Dos imágenes del gran, inigualable Quino (Argentina, 1932), autor, entre otros de la célebre Mafalda.

Arriba, una de sus primeras tiras, cuando según él mismo cuenta en algunas entrevistas, los editores le decían que tenía buenas ideas, pero pésimo dibujo.

Abajo, unos años y muchas, muchísimas horas de práctica más tarde: un verdadero maestro.

 

 

 

 

 

 

Ahora, dos imágenes de uno de mis favoritos de siempre: Hergé (Bélgica, 1907-1983), autor de las famosísimas aventuras de Tintín.

Arriba, una de las primeras páginas del primer Tintín que ilustró (y no haré más comentarios... por favor, sólo mirar a Tintín recostado en el tren!!!!!)

Abajo, años más tarde, cuando Tintín ya es lo que conocemos: trazo impecable, elegante, perfecta composición!

 

 

 

Ergo: nadie nace sabiendo!!!!!
Y aunque algunos tengan más talento que otros, la mayoría de los mortales se hace maestro en la repetición constante, en la búsqueda y en las caídas.
Así que... ¡¡¡¡a practicar!!!!