Tan innovadora y atrevida en sus apuestas, que a veces, frente a un libro, me quedé con una casi incómoda sensación (pero muy refrescante!) de no saber si me gustaba o me desagradaba un poco. O ambas.
Es decir, libros con un lenguaje tan ajeno al nuestro -y en este mundo cada vez más globalizado esto es casi imposible de encontrar!-, tan extraño y nuevo, que no sabemos cómo interpretarlos ni dónde ponerlos en contexto.
Libros como objetos de arte: con piedras adentro, impresos en tintas casi traslúcidas, con papeles vegetales, con formas de lectura no convencionales (de ambos lados hacia el centro, por ejemplo), libros sin palabras, libros conceptuales o simplemente visuales.
Pase y vea.
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