Amigos: no se depriman (de envidia, digo yo...).
Ronald Searle (Inglaterra, 1920-2011) comenzó a dibujar cuando apenas tenía 5 años y no paró nunca más.
Su vida parece una novela: deja el colegio a los 15, comienza a trabajar en el Cambridge Daily News, se titula a los 19 y se une al ejército cuando estalla la Segunda Guerra Mundial.
A los 21 es destinado a Singapur donde pasa la guerra prisionero en Birmania, haciendo trabajos forzados en la vía Siam-Buma, mejor conocida como el Ferrocarril de la Muerte.
Finalizada la guerra, se casa por primera vez y es padre de mellizos.
A los 30 ya ilustra para las revistas Punch, The New Yorker y Life, hace animaciones para Disney y a los 40 se gana el Reuben Award.
¡¡¡¡Vaya precocidad y derroche de talento, no???!!!
Pero eso no es todo (y prepárense porque este va a ser el post más largo del mundo!).
En un artículo que encontré en la red, decía que en 1969 Searle había dejado el Reino Unido para irse a vivir a la provenza francesa, junto a su segunda mujer, Mónica Koenig.
Dos años más tarde, a ella le diagnosticaron un virulento cáncer de mama. Los médicos le daban seis meses de vida y la quimioterapia era aún un tratameinto experimental.
En medio de la tragedia, Searle comenzó a crear una colección de ilustraciones protagonizadas por la Señora Topo, un alter ego de Mónica que siempre sonreía y se dedicaba con gusto a los quehaceres diarios de casa, para que cada vez que ella volviera de las duras sesiones de quimioterapia hubiera una agradable escena esperándola.
“Todo en ellos debía ser romántico y perfecto. En principio no los dibujé para nadie más que para Mo, para que pudiera verlos apoyados en la lámpara de la mesilla de noche y pensar, ‘Cuando me sienta mejor, todo será precioso’.
Searle alcanzó a realizar 47 ilustraciones y, contra todo pronóstico, Mónica no sólo sobrevivió, si no que vivió otros 40 años más junto a su marido!
La Señora Topo se transformó en un libro (Les Très Riches Heures de Mrs Mole), una especie de testimonio gráfico de la lucha de esta pareja y de su amor.
Ella murió a los 85, en
junio de 2011 y él, a los 91, en diciembre de ese mismo año.
Seis meses
después.
Verdad? Es una historia increíble.... Si uno la hubiera visto en película, pensaría que en la vida real no pasan estas cosas! Menos mal, que sí!!! Un abrazo.
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