Me acuerdo perfectamente de cuando abrí por primera vez el libro Madlenka de Peter Sís (Checoslovaquia, 1949). Me llamaron en seguida la atención sus hermosas ilustraciones y la perspectiva con que el autor mostraba las ciudades que recorría la protagonista.
Peter Sís es hijo de artistas.
De adolescente le gustaban los jeans y el rock and roll, los Beatles, los Beach Boys y los Rolling Stones.
Estudió Artes Aplicadas en Praga y luego en el Royal College of Art en Londres, donde fue alumno del gran maestro Quentin Blake.
Al comienzo de su carrera se dedicó a hacer cortos animados, pero luego siguió con libros para niños.
¡Y qué suerte para nosotros!
Ha ganado nada menos que 6 veces el Premio al Mejor Libro Ilustrado del Año que entrega el The New York Times Book Review y en el 2012, fue galardonado con el premio Hans Christian Andersen de ilustración.
Personalmente, me fascinan las murallas -o esas ciudades amuralladas, para ser más exacta- de Sís, tan llenas de misterio y tradición.
Tienen algo de prohibido, de continente viejo, de laberinto y de olor a incienso...
Este lunes retomo el mundo pedagógico.
Hace muchos años que no hago clases, así que perdonen si ando un poco errática: son los comprensibles nervios!
Pero espero irme acostumbrando poco a poco, para volver a escribir diariamente!
Unos trabajos muy detallados en dibujo, pero no es de mis ilustradores favoritos. Tiene algo que no me acaba de gustar, al menos con las muestras que he podido ver aquí.
ResponderEliminarDaniel: lo bueno de la ilustración (y del arte, en general)es que hay una variedad grande como el mismo mundo!
ResponderEliminarLo importante es saber reconocer la calidad, pero luego buscar qué es lo que nos ilumina, a cada uno. Eso es algo muy personal.
Yo, por ejemplo, soy capaz de ver la calidad de algunos ilustradores que hacen un estilo "manga" muy trabajado, unos personajes llenos de color, movimiento y textura... pero no me tocan el alma.
Como te digo, cada cual debe buscar ese misterio que hace que uno se encante con una ilustración!
Un gran abrazo, Joanna