martes, 14 de mayo de 2013

La manera de emigrar de Loro Coirón

Desde el 19 de abril hasta el 16 de junio, el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago exhibe la muestra "Loro Coirón: Una manera de emigrar".
 
Thierry Defert, más conocido como Loro Coirón, nació en Senegal y estudió Artes Gráficas en París.
 
Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando, a la espera del barco que lo llevaría de regreso a Europa en 1995, y después de quince días de caminatas por el puerto chileno de Valparaíso, sintió la magia de la ciudad porteña.
Una vez llegado a Francia, realizó su primer grabado mural impreso y se lo envió por correo al dueño de una librería del puerto, del que se había hecho amigo.
 
Como canta el famoso vals de Valparaíso:
 
"Pero este puerto amarra como el hambre,
no se puede vivir sin conocerlo,
no se puede vivir sin que nos falte
la brea, el viento sur, los volantines".
 
 
Y a Loro Coirón, el puerto lo amarró.
Volvió a Chile ese mismo año y se estableció con un taller en el Cerro Cordillera.
 
Desde entonces, se ha convertido en el verdadero cronista del alma de Valparaíso; no la de la ciudad declarada "Patrimonio de la Humanidad", si no la otra, la verdadera, la que tiene dificultades y es sufrida, la que tiene personajes y perros callejeros y noches, muchas noches.
 
Hace 15 años que este francés no cesa de grabar su proyecto más ambicioso: un mural de 300 metros de largo por 4 de alto que "nació simplemente del deseo de decir gracias a un pueblo costero, marino, por su sentido de acogida y originalidad. (...) Este lugar, privilegiado, precioso, abrazando al puerto y donde cada uno es indispensable, ¡como en una familia!".
 
Según su último cálculo de probabilidades, debería terminar los 1.200 metros cuadrados que le faltan “un día de un mes a los 127 años, hacia las 17 horas”.



 

 


 





 

 





 
 
 

2 comentarios:

  1. Este alto y gentil señor retrata aquella parte de Valparaíso que se recuerda. Con sus serigrafías puedo sentir el olor a gato que hay en el mercado, o a pescado de la caleta. Yo vi a chiquillas colgadas del cuello de algún cabro que traía una polera del Wanderito... gracias por retratar esa realidad y por reinventar al gatoperro :)

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    1. Qué lindo, Angélica!!!
      Un verdadero poema para Loro Coirón y su arte!
      Muchas gracias por compartirlo!
      Un gran abrazo, Joanna

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