Para hablar del Gran
Carlos Nine (Argentina, 1944), tengo que cerrar los ojos y volver a los 17, como canta Violeta.
En esa época era una ávida lectora de
cómics y -suerte la mía!- mi papá volvía bastante seguido de sus salidas a los mercados
persas cargado de tesoros que compartíamos (y esa es una de las mil cosas que le agradeceré siempre).
Nuestra colección crecía, y nos emocionaba.
Y entre nuestros favoritos, en las páginas de la revista argentina
Fierro (para la que también ilustraban otros grandes, como Enrique Breccia,
Fontanarrosa y Horacio Altuna, entre otros) el gran, grandísimo
Nine: un monstruo, un gigante, una leyenda viviente de la que debiera haberles hablado antes.
Nine es simplemente punto y aparte, porque no se parece a nada ni a nadie a la hora de ilustrar.
Tiene virtuosismo, pero se escapa de la representación realista.
Tiene un humor bastante mordaz, y erotismo, y no tiene ningún problema con meterse en política, o con ser políticamente incorrecto.
Es genial.
Y aunque su lista de trabajos y premios es como para quedarse dormido (de larga), sólo rescataré esto: en el 2012 recibió el
Premio Konex de Platino como el más destacado Ilustrador
de la década en Argentina.
Y una confesión: soy tan fan, que una vez, durante los años de la universidad, tenía que hacer un diseño textil usando algún cómic que me gustara...
Pues adivinen!!!
(Me mandé a hacer un traje de 2 piezas con el género. Aún lo tengo. Abajo va la prueba!)