En 1997, recién llegados a Barcelona, asistimos a una fiesta en casa de nuestros grandes amigos argentinos Dante y Jorge. Allí tuvimos la suerte de conocer al ilustrador catalán Daniel Sesé y a su esposa Carmina.
Daniel se acababa de comprar su primer Mac y necesitaba alguien que le enseñara a usarlo, y yo necesitaba trabajar, así que quedamos en juntarnos esa semana a conversar. Al final, trabajamos juntos por casi dos años, en su estudio, haciendo portadas de libros, ilustraciones para prensa y muchas cosas más.
Fue un tiempo divertidísimo, porque hablábamos de arte, del mundo, de música. Daniel me paseó por la música en catalán, salimos con su familia de excursión, hasta me compartió algunas de sus recetas de cocina, maravillosas.
Nos reíamos mucho con las diferencias lingüísticas y gracias a él aprendí a entender la cultura catalana, que hasta entonces, para mí era "parte de España".
Hace muy poco, a través de FaceBook lo he vuelto a encontrar, lo que me tiene muy feliz.
Así que decidí que era tiempo de escribir sobre él y su enorme talento.
Lo admiro muchísimo. Porque además de un gran artista, es una persona encantadora.
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